Article: Lo que tu cabello lleva tiempo intentando decirte (y no lo estabas escuchando)

Lo que tu cabello lleva tiempo intentando decirte (y no lo estabas escuchando)
Ya conoces la sensación. No es que tengas “mal pelo”, pero tampoco se siente bien.
El brillo ya no es el mismo. El frizz va por libre. El cuero cabelludo te pica a ratos, las raíces se engrasan rápido y las puntas parecen vivir otra vida. En la ducha ves más pelo del que te gustaría. Y de repente, recogerte el cabello ya no es solo estética: es una forma rápida de disimular que algo no va del todo bien.
Lo atribuimos al estrés. A las hormonas. A “ser cosas de la edad”. Al tinte, al sol, a la plancha. Pero muchas veces, la verdad empieza un poco más abajo: en tu cuero cabelludo.
Porque tu cuero cabelludo no es “solo la zona donde nacen los pelos”. Es piel viva, con su microbiota, su barrera de protección y su propia circulación. Un ecosistema que, cuando está en equilibrio, sostiene un cabello con brillo, densidad y fuerza.
Lo que tu cabello te está diciendo (en realidad)
1. Me engraso demasiado rápido
Raíces que a las 24–48 horas ya están pesadas, con falta de volumen o sensación de suciedad constante. No es solo “pelo graso”: suele ser una sobreproducción de sebo que altera la microbiota del cuero cabelludo y lo inflama de forma silenciosa. Recordar que el sebo está regulado por los andrógenos y factores celulares no por la frecuencia de lavado.
2. Ese picor no es normal
Si tu cuero cabelludo pica, escuece o se enrojece con facilidad, te está diciendo que su barrera está alterada o que es sensible. El ejercicio intenso, los cambios hormonales, el sudor, ciertos tintes o ambientes húmedos pueden disparar esta sensación.
3. Estoy soltando más pelo de lo habitual
Caída estacional en primavera u otoño, momentos de estrés mantenido, cambios de peso, ciertos fármacos… Pueden llevar a un efluvio telógeno: una caída brusca pero generalmente reversible. No es solo lo que cae: también importa si notas menos densidad, mechones más finos o pérdida de grosor.
4. He perdido mi brillo y mi elasticidad
Un cabello opaco, áspero al tacto y con puntas abiertas suele hablar de una cutícula dañada por calor, sol, coloraciones o fricción mecánica. El resultado: fibra frágil, con menos capacidad de reflejar la luz y más tendencia a romperse.
5. Me cuidas igual de raíz a puntas (y no tengo las mismas necesidades)
Tu cuero cabelludo necesita equilibrio biológico; tu fibra capilar, reparación y protección. Limpiar, hidratar y respetar la microbiota en la raíz no es lo mismo que nutrir y sellar el largo y las puntas. Y tu cabello te lo recuerda con raíces grasas y largos secos, o al revés.

Menos extremos, más rutina consciente
Esto no va de hacer “borrón y cuenta nueva” cada cierto tiempo. Va de los gestos pequeños, constantes, que mantienen tu cuero cabelludo en equilibrio y tu cabello en su mejor versión.
1. Limpieza que respete (y no arrase)
El objetivo no es “dejar el pelo chirriando”, sino retirar el exceso de sebo, sudor y restos de producto sin barrer la barrera protectora ni alterar en exceso la microbiota. Fórmulas pensadas para cada tipo de cuero cabelludo (graso, sensible, normal) cambian el juego a medio plazo.
Como hemos visto antes el sebo depende de las hormonas y factores celulares pero lavar con formulas adecuadas mejora el confort , la descamación y la inflamación del cuero cabelludo. Estudios clínicos confirman que la higiene regular mantiene la microbiota equilibrada y previene la dermatitis seborréica y la caída asociada.
2. Cuidar el cuero cabelludo como cuidas tu piel
Masaje, activos que apoyen la microbiota (como los postbióticos) y texturas que calmen, hidraten y protejan. Un cuero cabelludo con microbioma diverso y estable regula mejor la inflamación, refuerza la barrera y favorece un entorno óptimo para el crecimiento capilar.
3. Apoyar desde dentro cuando hace falta
En caídas estacionales, estrés mantenido o signos de envejecimiento capilar, un complemento alimenticio bien formulado, con ingredientes clínicamente avalados como AnaGain™, keratina, astaxantina, Multinutrientes y Ashwagandha, puede ayudar a reducir la caída, mejorar la densidad y proteger frente al daño oxidativo e inflamatorio que afecta al ciclo del cabello.
4. Proteger la fibra, no solo “peinarla”
Espaciar herramientas de calor, proteger frente al sol, utilizar acondicionadores y mascarillas que reparen la cutícula y ayuden a retener hidratación son gestos que tu cabello reconoce en forma de más brillo, menos rotura y mejor manejabilidad.
Cuando tu cabello está en equilibrio, tú también lo notas
Cuando cuero cabelludo y fibra trabajan a favor, todo encaja mejor:
Te reconoces en el espejo. Dejas de “pelearte” con tu pelo cada mañana. No estás pendiente de si se ve apagado en cada foto. Dejas de buscar en Google “caída de pelo + picores + estrés” a medianoche. Vuelves a llevar el cabello suelto porque quieres, no porque “toca disimular”.
De eso se trata: no solo de apagar síntomas, sino de escuchar antes.
De fortalecer la raíz para que el resto, tu imagen, tu confianza, tu manera de estar en el mundo, se sienta un poco más fácil.
Brindamos por eso.
Con un buen cepillado, masaje, un cuero cabelludo cuidado… y, por supuesto, con una rutina capilar que esté a la altura de todo lo que tu cabello lleva tiempo intentando decirte.
Un fuerte abrazo, Modesta
Dra. Farmacia y diplomada en Nutrición


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